" (...) Y tendrás hijos que no sabrán nunca que eres mujer que sientes y padeces, sólo madre serás, su clara madre. Ignorarán las llagas de tu oído temeroso de oír noche tras noche, cuando se quedan la mujer y el hombre ante la eternidad en las tinieblas, una voz que no rima con tus pulsos, unas palabras que no sabrá nadie. Y tendrás hijos, porqué la semilla se junta a la semilla oscuramente y se hace carne y sangre y forma, verbo más allá del dolor, la preferencia, el rostro conocido, el ansia, el sueño, y se convierte en sin darse cuenta, en simple ocaso, ejemplo que proclama el tremendo misterio de la vida, que para darse a luz en criatura no espera acuerdo, ignora la conciencia, no necesita amor, sino contacto, roce carnal y torpe fantasía.(...) "
Ramón de Garciasol
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