miércoles, 13 de agosto de 2008

RIMA XXVI


Tú eras el huracán y yo la altatorre que desafía su poder:

¡tenías que estrellarte o que abatirme!

¡No podía ser!

Tú eras el océano y yo la enhiestaroca que firme aguarda su vaivén:

¡tenías que romperte o que arrancarme!

¡No podía ser!

Hermosa tú, yo altivo: acostumbradosuno a arrollar, el otro a no ceder:

la senda estrecha, inevitable el choque...

¡No podía ser!


Gustavo Adolfo Bécquer

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